Hoy le damos la bienvenida a la celebración de la Semana Santa uniéndonos a la masa crítica generada por la celebración del Domingo de Ramos
Para ello te recomiendo aromatizar tus comidas con Romero y Laurel y dejarte encantar por su sabor y aroma.
El Laurel: Símbolo de tradición.
Esta planta se asociaba a Dios y al sol, por lo que se la consideraba sagrada y ya en Delfos era utilizada por las pitonisas para profetizar, de allí su valor místico.
Cuenta la leyenda griega que la ninfa Dafne no cedió ante las peticiones amorosas del dios Apolo y que, en su huída, fue piadosamente convertida en laurel para que éste no la apresara, y por esto a Apolo (Dios del Sol) se le simboliza con la rama de laurel. Se dice que ése es el origen de la antigua costumbre de “laurear” (coronar de laurel) a los héroes y a los vencedores de las Olimpiadas.
Con sus ramas se coronaban a los vencedores en la Antigua Roma y aún en la actualidad, a los vencedores de varias competencias se les entrega ramas de laureles en formas de coronas. El termino laureado (Ganador, premiado) viene de esto…
Antiguamente se quemaba en las habitaciones de los enfermos, hojas de laurel y mirra para purificar el ambiente, por eso se utilizaba en la Semana Santa para seguir la tradición. Aseguran que levanta el ánimo y fortalece la voluntad.
Romero Santo, Santo Romero
El hipnótico aroma del romero ha llevado a marineros a hallar las costas mediterráneas en días de niebla. En sus verdes tallos esconde el don para sanar y la magia de la naturaleza. Refranes, poemas y canciones populares dan fe de la tradición milenaria que rodea a esta planta, uno de los tesoros de la flora mediterránea.
El romero simboliza el amor y la muerte. Así, las novias llevaban antiguamente coronas de romero entrelazado como talismán para asegurar la prosperidad del matrimonio y se colocaba un ramo de romero entre las manos de los cadáveres como símbolo de la inmortalidad del alma. Durante la Semana Santa el romero se bendice en la Misa y se reparte después entre los fieles mientras éstos cantan un antiguo romancero que dice “Romero santo, santo romero / salga lo malo y entre lo bueno”.
Miel de romero – “La flor del romero de la abeja es curandero” y si el néctar de su flor ya contiene todas sus propiedades terapéuticas, la miel que resulta se convierte en oro líquido. La miel de romero es un estimulante natural. Favorece la circulación sanguínea así como la cerebral, con lo que la memoria y la concentración se ven reforzadas. Actúa como reconstituyente en estados de carencias vitamínicas y como desinfectante si se aplica sobre heridas y llagas en la piel. Sus propiedades balsámicas y expectorantes combaten los dolores de garganta. En Andalucía existen varias empresas que comercializan la miel de romero. Entre ellas, destacar la que se produce en Granada -con denominación de origen- y la que se produce en Pozoblanco (Córdoba), miel ‘Valle de los Pedroches’.
Aceite de romero – El aceite de romero se consigue destilando las flores del romero, así como los tallos tiernos. Aplicado al cabello previene la alopecia y la caspa, alivia los picores del cuero cabelludo, actúa como desparasitador –piojos y liendres-. Además, es ideal para tratar dermatitis y contracciones musculares.
Infusión de romero – Dedicar diez minutos a hervir las flores y los tallos del romero nos reportará múltiples beneficios. Aplicada directamente en el cuero cabelludo, la infusión de romero actúa en los cabellos grasos como depurador. Enjuagarse la boca con ella ayuda a aplacar la halitosis. Empapar un paño en la infusión da como resultado una cataplasma que aliviará dolores musculares como la tortícolis.
Alcohol de romero – El reuma, la ciática, el lumbago, las contusiones y las agujetas tienen en el alcohol de romero a su mayor enemigo. Se prepara con aceite romero y alcohol de 95º. Si empapamos en él un paño suave, tendremos en nuestras manos una potente arma contra los dolores musculares. Además, el alcohol de romero es uno de los ingredientes principales del Agua de Hungría, una loción alcohólica con la que se dice que la Reina Isabel de Hungría rejuveneció.