Hoy en Cocinando con los Dioses nos sumamos a la emulación de la Santa Cena para traspasar así la energía del símbolo (Luna en Escorpio) convirtiéndolo en significado (Luna trígono Júpiter). La palabra MÍMESIS proviene del latín mimesis y del griego mimeistkai que significa imitación, palabra que hace referencia a la acción de imitar, representar.
Hay muchas hipótesis sobre los alimentos que contenía la Santa Cena, algunos aseguran que uno de los platos que se tomaban en la cena durante el reinado de Herodes era la codorniz rellena de carne de cordero, hecha con vino tinto, aceite de oliva, miel de dátiles, pasas de uvas, piñones, salvia, ajo y perejil, mientras que en la época de las Cruzadas eran usuales los pasteles de carne o de miel y almendras.
Aunque no se sabe con exactitud, se conoce que los Judíos como base en su comida tradicional tendría que haber sido pan ácimo y cordero.
Otras fuentes aseguran que los invitados a la Última Cena debieron comer un menú compuesto, en esencia, por cordero asado, acompañado de hierbas amargas, pan sin fermentar y, de bebida, vino.
Alimento recomendado: Cordero, pan, queso de cabra, uvas.
Para tomar: Vino.
Costumbres Culinarias Milenarias
Aunque las culturas dominantes en Jerusalén ayudaron a enriquecer la cocina de esta ciudad montañosa y semidesértica, su materia prima se sigue haciendo con los mismos ingredientes de hace tres milenios, según los expertos.
Entre los componentes habituales de la dieta de esa región, siguen figurando, además del cordero, las granadas, uvas, los higos y el queso de cabra, el aceite de oliva y las especias aromáticas de la zona como el tomillo y la salvia.
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Algunas de estas comidas históricas aparecen en la obra de Epicuro, un conocido historiador y cocinero romano, que escribió uno de los primeros libro de cocina de Occidente.
De la interpretación de los textos evangélicos se ha deducido que Jesús estaba sentado en el centro del estrado y se ha establecido la posición de Pedro, Juan y Judas, junto al Maestro, aunque se ignora el puesto que ocuparon los demás discípulos.
En aquella época se comía con los dedos a la usanza romana y en los cenáculos había siempre numerosas vasijas para lavarse las manos. Era una señal de elegancia tomar los pedazos preparados con las puntas de los dedos, sin ensuciarse las manos.
















