Polaris (Alpha Ursae Minoris o α UMi), también llamada Estrella Polar, es sin ningún género de dudas la estrella más afamada entre todas las del cielo nocturno. Supera en popularidad a Sirio, la más brillante, o a la cercana Alpha Centauri. Canopus o Arturo son más luminosas, pero no tan conocidas e igual ocurre con Vega o Capella. Rígel y Betelgeuse, las estrellas de Orión, pueden ser más bellas, pero ninguna de ellas ni de las anteriores es tan nombrada como Polaris. Incluso los residentes en el Hemisferio Sur, donde es imposible su observación, conocen perfectamente su existencia y han oído hablar de ella largo de la historia.
Hasta los más jóvenes y los más alejados de la ciencia astronómica, tienen noticia de ella, y existe una poderosa razón para que esto ocurra: Su cercanía al Polo Norte celeste es tal, que es identificada con ese punto cardinal, y utilizada como referencia para la orientación tanto por caminantes como por los navegantes desde tiempos muy antiguos.
Polaris no coincide exactamente con el Polo Norte, sino que dista de él algo más de 40′ de arco, aunque sigue aproximándose paulatinamente. Su equivalente en el Polo Sur celeste, Sigma Octantis, es una estrella de quinta magnitud muy difícil de distinguir a simple vista.
La Estrella del Norte, como también se denomina a Polaris, está en la Osa Menor, una constelación boreal sólo visible en el Hemisferio Norte, pero observable en cualquier época del año, aunque carente de elementos interesantes desde un punto de vista astronómico.
Mitología
Pasado el tiempo, Arkas, hijo de Calisto, también cazador, se topó cierto día con un oso y quiso matarlo, sin saber que era su madre. Zeus intervino y le reveló la verdad. Para que no volviera a ocurrir, Zeus tomó a Calisto, convertida en osa, de la cola y la lanzó hacia el cielo; también transformó a Arkas en oso y lo puso en el cielo junto a su madre para que le hiciera compañía. Arkas es la constelación de la Osa Menor y su madre, Calisto, la Osa Mayor.
Nota: Esta información sólo es válida para el Hemisferio Norte.
¿Cuántas veces te detienes a observar lo que el cielo cada noche coloca en cartelera?… Recuerda el axioma que dice “Como es arriba… es abajo”… El cielo y las estrellas no son un adorno… son una realidad.
Observar nos conecta en un 30% con la energía del Universo.
Imitar lo observado nos conecta en un 70% con la energía del Universo…
Emular lo observado nos convierte en la energía.
Fuentes: radiouniverso.org, stardate.org
Imagen: acodea.org