Era una mañana fría y de niebla en West Virginia, no muy buena para estudiar estrellas, pero las condiciones no detuvieron a Frank Drake. El joven astrónomo se disponía a utilizar un radiotelescopio completamente nuevo para estudiar dos estrellas cercanas. El telescopio podía atravesar los turbios cielos y ver las ondas de radio de otras estrellas.
A Drake, sin embargo, no le interesaban las estrellas en sí, sino que buscaba ondas de radio enviadas al espacio por civilizaciones extraterrestres.
Drake llamó a su búsqueda Proyecto Ozma, nombre de la mítica princesa que gobernaba el País de Oz. Se inició hace 50 años este mes.
El proyecto comprendía dos facetas, en primer lugar estar atentos a la escuchas de señales en una determinada longitud de onda, analizando las emisiones recibidas por si podían descubrirse en ellas rasgos de inteligencia. En segundo término, lanzar desde la Tierra una emisión de ese tipo, dirigidas a las estrellas más próximas, con la esperanza de obtener una respuesta. Drake y sus colaboradores concentraron sus esfuerzos en las estrellas Tau Ceti y Epsilon Eridani. Naturalmente ya tenían en cuenta que, en el segundo de los casos no obtendrían respuesta hasta 1980 ya que la distancia que nos separa de ella es de 10 años luz. Se determinó también que la exploración y emisión debía realizarse en una longitud de onda de 21,1 cm, la raya del hidrógeno, de importancia fundamental en nuestra galaxia. Si otras razas existen y están tan avanzadas científicamente como nosotros, es decir, caen dentro del factor, deben por consiguiente estar familiarizadas con la emisión del hidrógeno interestelar y sus propiedades, de ahí la razón de haber escogido su raya.
Durante dos meses, Drake apuntó una antena de 25 metros en dirección de dos estrellas cercanas del tipo del Sol desde Virginia Occidental (USA). Su receptor de canal único estaba sintonizado en la frecuencia mágica de 21 cm. (1.420 MHz), la línea del hidrógeno neutral, una marca en el dial también propuesta por Cocconi y Morrison debido a su significado astronómico. Aunque no encontró nada, el Proyecto Ozma de Drake espoleó el interés de otros astrónomos. Especialmente de los soviéticos.
Drake había calculado que el nuevo telescopio podría detectar señales de radio de alta intensidad –como las producidas por radares militares de la Tierra- a distancias de hasta 10 años luz. Y eligió como objetivos dos estrellas aproximadamente a esa distancia: Tau Ceti y Épsilon Eridani. Se pensaba que las dos eran similares al Sol en edad, temperatura y composición, lo que las convertía en buenos lugares para buscar señales de civilizaciones extraterrestres.
Ozma no oyó nada, pero sentó las bases para búsquedas más extensas en un futuro, búsquedas que continúan hoy.
Fuentes: radiouniverso.org; hispaseti.org.
¿Cuántas veces te detienes a observar lo que el cielo cada noche coloca en cartelera?… Recuerda el axioma que dice “Como es arriba…es abajo”… El cielo y las estrellas no son un adorno… son una realidad.
Observar nos conecta en un 30% con la energía del Universo.
Imitar lo observado nos conecta en un 70% con la energía del Universo…
Emular lo observado nos convierte en la energía.