La historia y las leyendas mayas, en el transcurrir de los tiempos, nos hablaron de cuatro Dioses creadores del hombre y el mundo entero. Estos cuatro dioses eran llamados Acantun, que representaban los puntos cardinales, pero que hay más allá de la historia?
Mucho antes de la Mitología, más allá de cualquier universo, cuando la única existencia era un abismo oscuro y desolado, unas voces cantando repetían “Dominus vobiscum”… Cuando de repente donde no había cielos ni tierra, desde el abismo nació la tierra…
El poder divino que sin forma física y tan desconocido como la existencia misma, labró una Gran Piedra, la Gran Piedra de Gracia conocida como Tun Gracia… Naciendo de esta, siete piedras sagradas llamadas Tunes y cada noche durante siete días, nacieron los siete guerreros junto a sus siete ángeles, conocidos en la existencia como Katunes.
Luego de la aparición de los primeros Dioses Mayas y la existencia de una tierra fértil y dominada por la ansiedad de crear vida, una primera generación de Dioses dieron el primer paso a la creación del hombre a partir del fango, sin embargo pronto vieron que sus esfuerzos desembocaron en el fracaso, ya que sus creaciones no se sostenían por ser el material muy blando.
Una segunda generación de dioses realizaron el segundo intento de crear al hombre a partir de la madera, pero este no poseía ninguna alma. Sería hasta una tercera generación de trece dioses que entregaron su fe en un tercer intento de construir la humanidad a partir del maíz y finalmente lograron obtener éxito donde los otros dioses habían fracasado.
Luego de Crear del Maíz al hombre y la Mujer, ellos hablaron, vieron, amaron, supieron, fueron dotados de sabiduría, alma y sustancia. Los dioses por fin consiguieron lo que siempre habían querido. Por fin eran adorados, los hombres les hacían alabanzas en su honor.
Aquí los dioses vieron su propio error. Los hombres de maíz sabían todo, veían todo. Estaban a la par de los dioses en todo tipo de conocimiento. Se habían emocionado tanto con ellos que los habían dotado de una sabiduría tan grande que pronto opacaría la de ellos mismos, y eso jamás lo permitirían. Entonces acortaron la sabiduría del hombre, acortaron su visión, para que no vean más allá de lo necesario. Ya nunca más vieron a los dioses a la cara, ya nunca más vieron la luz de la sabiduría, pero siempre recordarían eso en sus corazones, y eso los impulsaría a seguir y a dar gracias a los dioses por las cosechas.
Hoy en día, cuando faltan solo semanas para la fecha esperada por gran parte de la humanidad, cuando para algunas religiones y cultos es el fin del mundo, a tan pocos días para la revelación de una “legitima” era, existe la esperanza y la fe, de que al hombre le sea devuelta la sabiduría y el poder de elevar su esencia y encontrarse de nuevo con su alma, para lograr así la paz espiritual y el comienzo de la era Dorada de la humanidad…