«Cuanto más trabajaba con esas plantas más importancia adquirían hasta el punto de que no me sentía ajena a ellas […] Cuando uno ve este tipo de cosas se olvida de sí mismo y termina fundiéndose con ellas… Sí, creo que lo fundamental es que uno se olvida de sí mismo», (citando a Barbara McClintock)
Cada día hay en el Universo una estela dejada por la acción de otros seres humanos que al igual que nosotros buscaban la excelencia. Hoy esa estela o “semilla del día” fue sembrada por…
Barbara McClintock, genetista estadounidense, Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1983. Por sus trabajos sobre los cromosomas del maíz y la descripción de elementos genéticos móviles en ellos. Descubrió que los genes pueden cambiar de posición en los cromosomas, lo que supuso un importante hallazgo de cara a comprender los procesos hereditarios.
Iniciadora de la cartografía genética en maíz, describió el primer mapa de ligamiento de este genoma y puso de relieve el papel de los telómeros y centrómeros. Debido al gran nivel de su trabajo científico, fue galardonada en varias ocasiones, entrando a formar parte de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en 1944.
En 1947, Barbara McClintock, investigadora del Departamento de Genética de Cold Spring Harbor, Estados Unidos, presentó el primer informe sobre un sorprendente fenómeno genético observado en el maíz: la existencia de genes capaces de saltar de un cromosoma a otro. Las investigaciones de Barbara McClintock se centraron en el campo de la genética, y al igual que los estudios de Mendel, el creador de esta especialidad, los trabajos de la investigadora americana no tuvieron una excesiva acogida dentro del mundo dedicado a esa rama de la biología. McClintock recibió el Premio Nobel treinta años después de haber comunicado sus hallazgos y de que la comunidad científica reconociera el valor de sus descubrimientos y la importancia que habían tenido para el posterior desarrollo de la genética. (La Genética es Plutón).
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