Blaise Pascal, un científico universal

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Blaise Pascal“Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo”. Blaise Pascal

Cada día hay en el Universo una estela dejada por la acción de otros seres humanos que al igual que nosotros buscaban la excelencia. Hoy esa  estela o  “semilla del día” fue sembrada por…

Blaise Pascal, matemático francés.

Blaise Pascal nació el 19 de junio de 1623 en Clermond-Ferrand en Francia; fue el único hijo varón de Etienne Pascal y su madre murió cuando él tenía sólo tres años.

El padre de Pascal decidió no mandar a su hijo a la escuela sino educarlo él mismo; decidió también que Blaise no estudiaría matemáticas sino hasta que cumpliera los quince años por lo que sacó todos los libros relacionados con esa ciencia de su casa.

Sin embargo, Pascal por sí mismo logró conseguir libros de geometría y empezó a estudiarla él sólo a los doce años.

Aunque parezca inverosímil, a esa edad descubrió que la suma de los ángulos internos de un triángulo es 180 grados. Cuando su padre descubrió que su hijo estudiaba geometría a escondidas y además que la disfrutaba tanto, le permitió leer los libros de Euclides y así Pascal comenzó su formación matemática de una manera rigurosa.

Pascal no se conformó con ser un extraordinario matemático, su sed de conocimiento lo llevó, también, a estudiar física, ciencia en la que también destacó. Sus estudios sobre hidrodinámica e hidrostática lo llevaron a inventar la jeringa y la prensa hidráulica y a descubrir lo que hoy se conoce como «la Ley de la Presión de Pascal».

En 1642, en un intento de ayudar a su padre en esta tarea, que implicaba continuos y extenuantes cálculos de impuestos y deudas, Blaise (que todavía no había cumplido diecinueve años) inventó y construyó la llamada Pascalina, la primera máquina sumadora de la historia, precursora de las calculadoras de hoy. Era de funcionamiento mecánico y basado en engranajes. Los historiadores de la computación reconocen su gran contribución en este campo.

La Pascalina era capaz de realizar operaciones como la adición y la sustracción. Se pueden encontrar dos ejemplares de la Pascalina en el museo de Zwinger, en Dresde, Alemania, y en el Musée des Arts et Métiers en París.

Sin embargo, y a pesar de la importancia de estas máquinas como precursoras de la computación, el aparato no supuso ningún éxito comercial debido a su elevado coste. Terminó convirtiéndose en un juguete y símbolo de estatus para las clases más ricas de Francia y de Europa. En cualquier caso, Pascal continuó añadiendo mejoras al diseño y construyó cincuenta máquinas a lo largo de la década siguiente.

Según Pascal el hombre evita pensar en sí mismo porque para el alma es una pena insoportable pensar en el fin de la vida. De ahí el origen de la diversión y de los pasatiempos (los juegos, la casa, la conversación en los salones, la guerra), que sirven a pasar el tiempo sin sentirlo, sin sentirse uno mismo y evitar pensar.

Pascal fue un científico universal, su manera de estudiar, entender y describir la naturaleza sirvió de ejemplo a muchos otros científicos que durante los siglos posteriores siguieron sus pasos.

«Dicen que el hábito es una segunda naturaleza. Quién sabe, empero, si la naturaleza no es primero un hábito».  Blaise Pascal

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