Aries

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Hoy simbólicamente cada niño recibe un regalo enviado por el Universo, tradición que pasa casi desapercibida pero que encierra la verdadera historia detrás de la navidad.

Martin Schulman hace muchos años escribió la siguiente alegoría que de alguna forma hoy toma vida.

ALEGORÍA

Y fue por la mañana cuando dios se encontró con sus doce hijos y plantó la semilla de la vida en cada uno de ellos. Uno a uno cada hijo se adelantó para recibir el don concedido.

A ti, Aries te concedo mi semilla el primero, para que tengas el honor de plantarla. Que cada semilla que plantes, un millón más se multipliquen en tu mano.

No tendrás tiempo para ver crecer las semillas, pues cada cosa que plantes crecerá más de lo que supones. Serás el primero en penetrar en el terreno de las mentes humanas con mi idea. Pero tu trabajo no consiste en alimentar la idea ni cuestionarla. Tu vida es acción, y la única acción que yo te mando es la de empezar ha hacer que los hombres cobren conciencia de mi creación. En compensación de tu buen trabajo te concedo la virtud de la autoestima.

Tranquilamente Aries se retiró para volver a ocupar su lugar.

DESPUÉS DIJO:

Cada uno de ustedes participará de una parte de mi idea.

No deberán confundir esa parte con la totalidad de mi idea, ni tampoco deben desear intercambiar partes entre ustedes; porque cada uno de ustedes es perfecto, pero eso será algo que no sabrán hasta que los doce sean uno solo. Porque solo entonces se les revelará la totalidad de mi idea a cada uno de vosotros.

Y los hijos se marcharon, cada uno decidido hacer su trabajo lo mejor posible para poder así recibir su don. Pero ninguno de ellos comprendió por completo ni la tarea a realizar ni el don a recibir, y cuando extrañados regresaron, dios dijo:

Cada uno de ustedes creen que los dones de los demás son mejores, en consecuencia les permitiré cambiar. Y por el momento cada hijo se regocijó al considerar todas las posibilidades de la nueva misión.

Pero dios sonrió y dijo:

regresarán a mí muchas veces, pidiéndome que les alivie de vuestra misión, y en cada ocasión les garantizaré la realización de vuestro deseo. Pasarán por incontables encarnaciones antes de completar la misión original que les di.

Les concedo un tiempo incontable para hacerlo, pero solo cuando este hecho, podrán estar conmigo. Serán luz y perfección, el todo en el uno.

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