Enero (del latín iānuārius → lv. jānuāirō → em. janero → enero) es el primer mes del año en el calendario gregoriano y tiene 31 días. Toma su nombre del dios Jano, del latín Janus, representado con dos caras, el espíritu de las puertas y del principio y el final.
Sin embargo, enero no siempre ha sido el primer mes del año. En realidad, el primitivo año de los romanos tenía diez meses (304 días en total) y comenzaba con Martius, dedicado al dios Marte, que pasó a ser marzo en español. La leyenda fija en 713 a. C., cuando el rey Numa Pompilio, sucesor de Rómulo, añadió los meses de enero y febrero para completar el año lunar (355 días).
El primer día del mes se denomina Año Nuevo. A principios del siglo XVI, los reinos europeos comenzaron a establecer oficialmente el 1 de enero como el día de Año Nuevo. Hasta 1752, el Reino Unido y sus colonias mantuvieron el 25 de marzo (9 meses antes del 25 de diciembre) como primer día del año. Rusia empezaba el año nuevo el 1 de marzo hasta el siglo XV y el 1 de septiembre hasta el año 1700, cuando el zar Pedro I cambió la fecha de la fiesta por el 1 de enero.
ENERO (Januarius): Lleva ese nombre en honor del dios Jano, patrono de los principios y de los fines, de dos caras, conocedor del pasado y del futuro. Jano, el dios romano de las puertas y los comienzos. Enero era el undécimo mes en el antiguo calendario romano pero en el siglo I antes de Cristo, con la reforma de Julio César, pasó a ser el primero. Su símbolo era una cabeza de dos caras, mirando al Este y al Oeste (por donde sale y se pone el sol).
Janus tenía dos caras: una mirando hacia adelante y la otra mirando hacia atrás y era además del Dios de los comienzos el de los portales y las puertas.