Es el sexto mes del año en el Calendario Gregoriano y tiene 30 días. Junio Deriva del latín “iunius” porquelos romanos dedicaron este mes a su diosa Juno, protectora de la mujer.
Otra teoría localiza el origen del nombre en el latín iuniores (jóvenes) en oposición a maiores (mayores) para mayo, que son los dos meses dedicados a la juventud y a la vejez respectivamente. Junio era el cuarto mes en el antiguo calendario romano. En ingles se dice june, en alemán juni, en francés juin y en portugués junho (jóvenes, -junior-).
Cuando Julio César estableció la reforma del calendario, junio tenía 29 días, a los que César añadió un trigésimo.
En el hemisferio norte el 21 de junio termina la primavera y comienza el verano. En el hemisferio sur termina el otoño y comienza el invierno.
Según otra versión, este mes recibe su nombre de la diosa JUNO, hermana y esposa del Dios Júpiter, ya que en las calendas de este mes fue edificado en Roma el templo en el que se ofrecían sacrificios y ofrendas a esta diosa.
El mes de junio no tiene excesivas fiestas, ya que el tiempo de siembra ha pasado y aún no es llegada la época de la siega o de la vendimia, pero un acontecimiento importante sucede en los cielos: el solsticio de verano o segunda puerta solsticial de Jano, esta noche, es conocida por muchos como de San Juan, todos los pueblos estallan en fiestas.
El Mes de los Matrimonios: El poeta Ovidio escribió que el mes de junio fue dedicado a la diosa Juno, protectora de la mujer, la maternidad, los matrimonios y los nacimientos. Más tarde, la diosa fue identificada con la Hera griega y esposa de Júpiter. Paradójicamente, los romanos dedicaban a esta diosa un importante festival que empezaba, no en junio, sino el día primero de marzo, es decir, en las calendas. Eran las Matronalias.
JUNO: La segunda divinidad de la trinidad Capitolina es Juno, cuyo culto se encuentra en la mayor parte de los pueblos de la Italia antigua y se remonta a la más lejana antigüedad. Su asimilación a la Hera griega ha sido tanto más fácil, cuanto que las dos diosas poseían atributos comunes de los cuales se comprueba la existencia bastante antes de que la civilización griega hubiese hecho sentir su influencia en Italia. Hera era ante todo la diosa protectora de la mujer.
“Ella protege a la joven, a la novia, a la mujer casada. Su solicitud no abandona a la mujer un solo instante; la sigue hasta en los pormenores más íntimos de su vida fisiológica”. Lo mismo sucede entre los romanos. La Juno Lucina es entre ellos la diosa de la menstruación y del parto y, como se ha dicho, “la comadrona divina, asociada a todas las preocupaciones, a todas las pruebas de la mujer encinta”. En su calidad de Pronuba, Juno preside los matrimonios, y sus diferentes funciones desde este punto de vista la hacen llamar Domiduca o Iterduca (la que conduce a la novia desde la casa de sus padres a la morada de su futuro esposo).