La sakura o cerezo en flor japonés es uno de los símbolos más conocidos de la cultura japonesa. También se nombra sakura a tres especies de plantas del género Prunus.
La flor del cerezo florece durante la primavera. En Japón se realiza el festival de hanami (花見?) en su honor puesto que es su flor más significativa (pero no la oficial, que es el crisantemo); durante este los familiares y amigos se reúnen en los parques con cerezos bajo la sombra de los mismos y, a modo de «picnic», comparten alimentos mientras celebran la aparición de las flores. El curso académico de Japón empieza justo después del final de la festividad.
Durante el año los árboles de cerezo permanecen únicamente forrados de hojas, y están desnudos en el invierno, pero hacia el inicio de la primavera florecen, decorando los parques con su apariencia de nubes rosadas y blancas.
La floración de los cerezos japoneses o Sakura es todo un acontecimiento natural conocido y apreciado en todo el planeta. La flor del cerezo es un símbolo del renacer, de la propia vida y de su belleza. Cada año, en primavera, miles de personas viajan a Japón para disfrutar del espectáculo natural de estos árboles floreciendo en masa con sus colores blancos y rosas llenos de matices.
También son muchas las familias japonesas que esperan con impaciencia esta época tan especial. Una gran mayoría asiste a los festivales del cerezo en flor que se celebran por todo el país y disfruta del hanami, la arraigada tradición de contemplar estos árboles maravillosos mientras se comparte un divertido picnic bajo sus ramas florecidas con amigos y familiares.
En algunos de estos enclaves se encuentran los árboles más antiguos de Japón (incluso milenarios), otros concentran cantidades impresionantes de ejemplares (verdaderos “mares” de cerezos en flor) y también los hay que están próximos a áreas históricas o lugares de especial interés.