Hay un experimento en el que un joven indígena de una tribu del amazonas, que nunca había salido de la selva, fue llevado a una playa que se encontraba a miles de kilómetros de su aldea natal.
Al ser enfrentado con la enormidad del mar, le preguntaron que veía y el joven respondió: “nada, delatante de mí no hay nada, hemos llegado al fin del mundo”
El joven se crió en una selva donde la atención al detalle de lo que hay cerca es vital para la supervivencia, no hay tiempo para mirar el horizonte cuando a menos metros puede haber una serpiente venenosa o algún depredador, al ser enfrentado con un horizonte despejado su mirada igual no podía ir más allá de un par de metros, por eso considero que había llegado al “fin del mundo”.
¿De qué forma te afecta lo que oyes? No te dejes atrapar por lo aparente. ¡Aprende a ver el horizonte!