Uno de los secretos mejor guardados de la historia de la humanidad es este: “la tierra es tuya”.
El suelo que pisas, el aire que respiras, el agua que bebes, es tuyo… Independiente de lo que digan los títulos de propiedad (papeles creados por el humano), que nacionalidad tengas (limites inventados) y que bandera llames tuya (dibujos sobre tela), debes recordar que la tierra es tuya.
Olvida la economía del “dólar por metro cuadrado” para reconocer que la gravedad te mantiene atado al suelo de la misma manera que tiene al resto de la humanidad, que todos somos el mismo ADN base con algunas pequeñas e irrisorias diferencias como el color de piel o forma de los ojos.
Estamos celebrando festival de Pachamama, momento para rendir honor a la tierra que es madre de todos nosotros, pero lo hacemos en medio de un planeta lastimado por constante contaminación y descuido del ambiente. Es fácil botar un aceite al agua si sientes que no es tuya, pero eso es solo un engaño pues esa es la que beberás, la que ingresará a tu sistema y dará oxígeno a tu sistema reproductivo, esa misma agua es la que dará vida a tus hijos, nietos y descendencia…. ¿Cómo puedes decir que no es tuya?
Así que hoy, date cuenta que el mundo es tuyo y considera, con profunda introspección, como estas tratando tu parcela global.
