Principio de Finalidad: Las ondas convergen hacia una fuente (fin), situada en el futuro.
Yo propongo vivir en función de fines y no de causas, para eso necesitamos “foco”, “norte”, “brújula”. La clave está en la administración del “presente”, convirtiéndonos en avaros de nuestro tiempo, al hacerlo podemos reproducir en nuestro interior los impulsos futuros de nuestro pasado, para “afinarlos” convirtiéndolos en fines o mejor dicho en “metas”.
Hoy, tenemos una oportunidad dorada para recalibrar nuestra mente, siempre y cuando decodifiquemos las señales del universo y alcancemos una verdadera visión del futuro que deseamos, concentrándonos en la finalidad y no en la consecuencia; el descanso y no la cama; el hogar y no la casa; la prosperidad y no el dinero.
Muchas veces hablamos de personas “visionarias”, aquellos que no se han dejado atrapar por las supuestas limitaciones de su época para dar saltos cuánticos en las ciencias, las artes, los negocios y en todas las cosas que hacemos y que consideramos cruciales a nuestra civilización. Un ejemplo vivo es nuestra “Semilla de hoy”, que nos legó la magia de diferenciar entre sentido y referencia y entre concepto y objeto.
También podemos citar aquellos que tienen la mirada puesta en el futuro:
Aquellos que algunos considerarían locos: DaVinci dibujando un helicóptero cuando no existía ni la luz eléctrica, Julio Verne escribiendo sobre sondas lunares antes de que existieran los aviones ó Arthur C. Clarke describiendo las 3 leyes de robótica necearías para regular una inteligencia artificial.
Pero no necesariamente hay que divisar tan lejos en el futuro para aplicar un poco de visión a tu vida, si bien estamos viviendo tiempos complejos y es más difícil que nunca tratar de hacer “planificación a largo plazo”, si es importante poder levantar la mirada al horizonte de vez en cuando e intentar hacerse preguntas como “que depara el futuro”.
Hoy, utiliza las energías del universo para mirar más allá de lo inmediato, aplicando la fuerza del pensamiento para divisar el camino a seguir.
Escucha las Frecuencias 528 Hz para reparar el ADN y la 741 Hz para despertar la intuición.