Todo tiene su origen en la inclinación que tiene el eje de rotación de la Tierra (23°-27′) con respecto a la órbita eclíptica que genera en su viaje alrededor del Sol, esta inclinación hace que los rayos del Sol inciden en diferente ángulo sobre la superficie terrestre.
Cuando empieza la primavera en el hemisferio norte, los rayos solares empiezan a caer más perpendicularmente sobre la superficie terrestre, los días empiezan a ser más largos que las noches hasta que en el solsticio de verano (21 de junio) el día llega a ser más largo que la noche (en el Hemisferio Sur la noche es más larga que el día), a partir de esa fecha los días van siendo más cortos y las noches más largas, hasta llegar al 23 de diciembre, solsticio de invierno en que la noche es más larga que el día (en el Hemisferio Sur el día es más largo que la noche) pero también ocurre que del 21 de marzo al 23 de septiembre, en los lugares que están entre el Círculo Polar Ártico y el Polo Norte el Sol no se oculta, el día dura 6 meses, (en el Hemisferio Sur el sol no se ve durante 6 meses en el mismo período).
Si el eje de rotación de la Tierra no tuviera esta inclinación, fuera perpendicular al plano de la eclíptica, los días y las noches durarían prácticamente lo mismo en toda la superficie terrestre y las estaciones del año no se distinguirían en la forma que lo hacemos hoy en día.
Nota: Esta información sólo es válida para el Hemisferio Norte.
¿Cuántas veces te detienes a observar lo que el cielo cada noche coloca en cartelera?… Recuerda el axioma que dice “Como es arriba… Es abajo”… El cielo y las estrellas no son un adorno… Son una realidad.
Observar nos conecta en un 30% con la energía del Universo.
Imitar lo observado nos conecta en un 70% con la energía del Universo…
Emular lo observado nos convierte en la energía.
Fuentes: radiouniverso.org, yahoo.es