Nacio en París, el 9 de enero de 1908. De Beauvoir se crió en una burguesa (clase media acomodada) familia respetada, fue la mayor de dos hijas. Ella adoptó el ateísmo, mientras aún era una adolescente, y decidió dedicar su vida a escribir y estudiar.
Se graduó en la Sorbona en 1929, escribiendo una tesis sobre Leibniz. La filosofía era, para su debate y estudio uno de los elementos esenciales de la existencia, a pesar de que también estaba fascinada por la belleza y la estética
De Beauvoir enseñó en la escuela secundaria, mientras desarrollo la base de su pensamiento filosófico entre los años 1931 y 1943. Siguiendo la tradición del filósofo de «tábano» del siglo 18, De Beauvoir utilizó su experiencia en la filosofía formal para expresar sus sentimientos sobre el feminismo y el existencialismo.
Jean-Paul Sartre y de Beauvoir se reunieron después de sus estudios en la Sorbona, ahí comenzó de una amistad que duró hasta la muerte de Sartre en 1980. Este período se inició lo que ella describió como una fase «moral» de la vida, la culminación de lo que fue su obra filosófica más importante, la ética de la ambigüedad (1948). Ella comenzó la fase con un ensayo titulado Pirro et Cineas (1944), y la novela anterior llamada L’Envitee (1943).
Sin duda, nacido de la confusión y la locura de la Segunda Guerra Mundial, De Beauvoir incluyo en la ontología de Sartre a su ética del ser-para-sí y ser-en-sí. También se basó principalmente en su concepción de los seres humanos como criaturas libres. La libertad de elección, el valor máximo de la humanidad, es el criterio para la moralidad y la inmoralidad en sus actos. Los actos buenos aumentan su libertad, mientras que los malos limitan esa libertad.
Sin duda, su vinculación con Sartre fue la razón por la que recibió el título deseado de existencialista. Entre otras cosas, ella también era un anti-colonialista, critico públicamente la posición de Francia en Argel, una abortista y pro-socialista con simpatías marxistas.
Sus otros trabajos incluyen una autobiografía en cuatro partes, una novela premiada llamada Los mandarines, y una novela que condena la sociedad por su trato a los ancianos, “Los años por venir”. Al escribir sobre la muerte de su madre, produjo “Una muerte muy fácil”. Una de sus novelas final fue un diario de grabación de la muerte lenta persistente de su amigo Sartre, llamado Adieux: Adiós a Sartre.
Sus palabras finales sobre la muerte de Sartre (y la suya propia, en Adieux) fueron los siguientes:
«Mi muerte no nos reunirá de nuevo. Así es como están las cosas. Es de por sí espléndido lo que hemos sido capaces de vivir nuestras vidas en armonía por tanto tiempo.»
Beauvoir murió de neumonía en París, a los 78 años. Está enterrada junto a Sartre en el “Cimetière du Montparnasse” en París.
Desde su muerte, su reputación ha crecido. Especialmente en el ámbito académico, pues es considerada la madre del post-feminismo. También ha habido un creciente reconocimiento de ella como una gran pensadora y filósofa francesa existencialista.