En los míticos bosques europeos, existe un raza de seres que habitan en una pequeña aldea, conviviendo en armonía con la naturaleza. Pequeños duendes de piel azul con colas cortas, predominante mente hombrecitos, del alto de tres manzanas silvestres.
Mercurio el comunicador y travieso heraldo, conquista al niño en nuestro ser con uno de sus mensajes. Generaciones de chicos crecimos viendo a estos duendes divertidos gracias a la serie animada creada por los directores William Hanna y Joseph Barbera en 1981, aun cuando su origen se debe al gran caricaturista Belga Pierre “Peyo” Culliford, en 1958.
La historia comienza así:
“Hace muchos, muchos años, en el espeso bosque había una aldea escondida donde vivían pequeñas criaturas se llamaban Pitufos.
Eran muy bondadosos… Pero también existía Gargamel, el malvado brujo. Él era perverso… El bosque sigue intacto, y si escuchan con atención posiblemente oigan la furia de Gargamel, y si se portan bien es probable que puedan ver de pronto a los Pitufos”.
Con edificantes mensajes provenientes de la sabiduría de Papa Pitufo, los pitufos afrontan día a día las aventuras de ser seres pequeños en un planeta de gigantes, de convivir en su pequeña aldea teniendo personalidades muy diferentes, de los ataques de su archienemigo Gargamel y el gato Azrael, y de compartir el amor por la única inigualable y coqueta Pitufina.
Entonces demos gusto a Mercurio quien nos guía por una de sus facetas fascinantes al contar historias de un modo divertido y atractivo con sencillos mensajes que nos recuerdan el niño que somos y seremos viendo Los Pitufos.
Los Pitufos su imagen y marca son propiedad de: © Peyo http://www.smurf.com .