Muchos de nosotros, en algún momento hemos participado de actividades folklóricas de nuestro país, en nuestras ciudades, pueblos o comunidades. No todas estas celebraciones son autóctonas, sino que son parte de una herencia, muchas veces desconocida para nosotros y hemos dejado a un lado la curiosidad en la investigación del tema.
Del 31 de octubre al 2 de noviembre se celebra según las diferentes culturas, creencias o religiones lo que se ha denominado como Halloween, el Día de todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. Estas tres fechas paganas, se derivan de los diabólicos ritos de los sacerdotes celtas llamados Druidas. Los celtas eran tribus expandidas en parte de Europa, y sus creencias religiosas estaban basadas en el politeísmo (varios dioses). Uno de estas divinidades era Samán, dios de los muertos. Los sacerdotes Druidas, acostumbraban a reunirse cada año para invocar al dios Samán y a miles de espíritus malignos, con el fin de conocer predicciones para el año próximo.
El pueblo tenía miedo que si ellos no daban a los druídas lo que ellos pedían, les quemarían las cosechas, matarían su ganado, y pondrían una maldición sobre sus familias pero, si por el contrario, ellos daban la ofrenda, los druídas a cambio colocaban una lámpara quemando grasa animal en la puerta de la casa. Esto era hecho para que cuando Jack O´Lantern (que de acuerdo con la leyenda fue tan malo que cuando murió, Elohim no lo aceptó en el cielo ni Satanás en el infierno, siendo condenado a vagar por la tierra) pasara por una casa con una lámpara encendida continuara su camino pero, cuando la casa no le alumbraba el camino, la maldecía.
En el siglo octavo, el Papa Gregorio III -en un intento por cambiar el origen pagano de esta fiesta- trasladó el Día de Todos los Santos desde el 13 de mayo al 1 de noviembre, en conmemoración de los santos mártires de la iglesia, y el 2 de noviembre como el “Día de los Fieles Difuntos”. En la noche de luna llena más próxima al 1 de noviembre celebran la fiesta de Samhaim, término que significa «final del verano». Los celtas creían que todos los días se hacían más cortos, era necesario reavivar al Sol con una serie de ritos y sacrificios. Según la creencia popular, en la fiesta de Samhain se abría el velo que separaba el mundo humano del sobre natural, y los espíritus, buenos y malos vagaban por la tierra.
Halloween era el día en que brujos y adivinos, se reunían en una adoración sistemática del mal, invocando al diablo para obtener poder. El escritor de «halloween, historie et traditions», Jean Markale dice en su libro: «Al recibir algo en sus manos, los niños establecen, en un plano simbólico incomprensible para ellos, un intercambio fraternal entre el mundo visible e invisible. De ahí que las mascaradas de Halloween sean, de hecho, ceremonias sagradas.»Los druídas creían que cada 31 de octubre, Halloween, o la “Víspera de los Fieles Difuntos”, como se conocía entonces, era el fin del año y que en ese día, Sanhain, su dios (dios de la muerte), reunía a todos los que habían muerto para que los druídas ofreciesen sacrificios de expiación por sus almas.