Todo es según el color…

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    Todo segun el color...

    … ¿Como te sientes cuando te hacen un bello halago? hablemos de auto-estima, halagos, reacciones que causan y su efecto. Un llamado a la aceptación.

    La paranoia y el miedo nos afectan los colores con los que vemos la vida.

    El popular dicho «Todo es según el color del cristal con que se mira» cuyo origen se atribuye los versos de Ramón de Campoamor (1817-1901) incluidos en su poema de 1846 titulado «Las dos linternas», y perteneciente a su obra «Doloras» dice en uno de sus versos:

    «De Diógenes compré un día
    la linterna a un mercader;
    distan la suya y la mía
    cuanto hay de ser a no ser.
    Blanca la mía parece;
    la suya parece negra;
    la de él todo lo entristece;
    la mía todo lo alegra.
    Y es que en el mundo traidor
    nada hay verdad ni mentira;
    todo es según el color
    del cristal con que se mira.»

    Conozco a un hombre que habla con pasión a sus alumnos, amigos, familiares y extraños de la belleza de su compañera si lo escuchan, la describirá como la joven moza de la cuadra, elegante y glamorosa con cuerpo de musa y talentos de chef, enfermera dedicada y activista aguerrida. Aún después de algunos hijos y un par de nietos. No sé si por aguerrida quiso decir terca pero en todo caso coloquen ustedes lo bueno y lo malo de la descripción en la balanza y concluyan.

    Algunos expertos llamarían a esta forma de ver la vida «relativismo subjetivista» yo lo llamo ganas de ser feliz, no importa lo que digan los expertos un hombre de setenti-tantos años y su novia de sesenta-pico son un espectáculo magnífico.

    Decir un halago decente y encantador es realmente difícil, pues siempre existe el temor al hacerlo, de ser rechazado o mal interpretado por la persona que lo recibe. Pero este acto debería ser motivo de elevación de la auto-estima, tomarse con gracia y agradecimiento.

    Pero… ¿Qué ha cambiado para que seamos así?

    La respuesta es «nosotros hemos cambiado» en algunas facetas de nuestra vida nos encontramos mostrando una autoestima tan baja que nos dicen algo agradable y nuestra reacción es mirar a la persona, origen del halago, examinándolo y preguntándonos «¿qué querrá?». Hace poco le describía a una hermosa mujer lo bella que era y ella me miraba con una cara que afirmaba «este pobre loquito no sabe lo que dice».

    Hemos maltratado tanto la autoestima de nuestra vecina, amiga, hermana o madre comparándolas con las modelos de Tv como «Miss Colita» o «Miss Pechuga», reafirmando esa imagen como el estereotipo de la mujer perfecta; también al nombrarla como una heroína de tele-novela a la que le dan golpes,  roban, traicionan, engañan, y además tiene que ser la chica buena. Torciéndose así la imagen de «Mujer de Ensueño.

    Por comportamientos como ese es que surgen situaciones que me pasan casi a diario, hasta hace algún tiempo disculparse con alguien al tropezarlo era gesto obligatorio de educación, hoy en día tendrá suerte si el joven que se lo lleva por delante se voltea, se quita los audífonos de su iPod y lo ve al rostro.

    Y es que resulta un motivo de preocupación ver como los niveles de educación se afectan cada día más por este tipo de comportamientos, todo parece indicar que nuestras experiencias y vivencias son el único recurso que consideramos al tomar ciertas actitudes, cerrando la posibilidad de observar las cosas desde una perspectiva inteligente, global, más justa y hasta intuitiva.

    Estoy seguro que alguna vez le ha pasado que sale a la calle y si alguna persona le critica su apariencia, automáticamente pasará todo el día sintiéndose poco atractiva, pero no se detiene un momento a pensar cuál es la razón por la cual esa persona emitió el comentario.

    En lo personal, considero que tomarse todo personalmente es un error, el Dr. Miguel Ruíz, en su libro Los Cuatro Acuerdos, asegura que si alguien en la calle te llama «feo o fea», por lo general se está refiriendo a sí mismo, es un reflejo de su auto-concepto. Parece insólito pero todo se debe a una máxima expresión del egoísmo, pues pensamos que todo gira en torno a nosotros mismos, o que todos deben pensar como nosotros.

    Amiga o amigo, mirémonos siempre al espejo con orgullo de lo que somos, con la visión del potencial que tenemos, dejando de lado el lugar donde la vida nos ha puesto, mostrando a diario lo que podemos construir y cuanto hemos mejorado. Cuando logremos hacerlo y empecemos a querernos y respetarnos, los demás comenzaran a fijarse en nosotros encontrando las cualidades que admiran y no podrán resistir la tentación de decirlo con pasión; entonces deberemos soportar con estoicismo que nos digan lo bello y especial que somos como persona.

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