Llegó el Viernes Santo en el marco de la celebración de la Semana Santa es un día de gran significado, de silencio, de sacrificio, en el que se honra la Muerte de Jesús de Nazaret.
En este día, la Iglesia Católica manda a sus fieles a guardar ayuno y abstinencia de carne como penitencia.
La costumbre acostumbra a servir un plato llamado “Potaje de Vigilia” que se realiza a base de garbanzos, alimento que tiene un gran poder energético y que nos ayuda a rendir honor al Dios de la tradición, Saturno.
“Jesús, después de comer la cena pascual, sustituye al cordero pascual por Sí mismo”.
El Potaje de Vigilia, también llamado Potaje de Cuaresma, es uno de los platos más representativos de la cocina en Semana Santa, sumamente popular en España, más aún en algunos rincones como Asturias. Se recomienda acompañar este plato con un delicioso vino blanco.
Clavos de olor (Mercurio conjunción Marte), Bacalao (Saturno), Garbanzos (Saturno).
El garbanzo casi siempre ha sido sinónimo de frugalidad, pobreza e incluso rudeza. Numerosas son las expresiones en este sentido. Lo mismo sucede con el consumo de esta formidable legumbre, que si bien ha sido utilizada con cierta profusión en la Antigüedad es a partir del descubrimiento de América, y como consecuencia de la llegada de la alubia mexicana, cuando el garbanzo entra en franco retroceso en numerosas regiones de Europa. Así, el consumo del garbanzo se limitará cada vez más a las zonas de producción y a un determinado entorno social: las clases populares.
En lo referente a las expresiones en las que el garbanzo es protagonista, se debe señalar la rudeza de conceptos que se asocian o las apreciaciones negativas que transmiten. La expresión española “por un garbanzo no se descompone la olla” hace referencia, por citar un ejemplo, a la insignificancia. Otro concepto como la inadaptación o el no respeto de las normas se manifiesta en la expresión “en todo cocido siempre hay un garbanzo negro”. Otra cita que revela la importancia del garbanzo como símbolo de fuente alimenticia y sustentadora es “mirar por el garbanzo“, que hace alusión a la necesidad de cuidar el origen de nuestra riqueza.
No menos importante es la simbología o relación del garbanzo con la muerte. Los griegos de época clásica comían garbanzos en los banquetes fúnebres. En la región de Niza la tradición establece comer garbanzos el Miércoles de Ceniza, el Viernes Santo y el Día de todos los santos. La misma tradición existe en numerosos lugares de España durante el Viernes Santo cuando se come el suculento potaje de garbanzos.
Potaje de Vigilia o Potaje Santo
Ingredientes:
300 gr de garbanzos
400 gr de espinacas
350 gr de bacalao
2 cebollas
2 dientes de ajo
1 zanahoria
1/2 hoja de laurel
1 dl de aceite de oliva
Sal
Preparación:
Desalar durante 24 horas los lomos de bacalao, cambiándolos 3 veces de agua. Poner la noche anterior a remojo los garbanzos en agua. Colocar una cazuela a fuego vivo con abundante agua, los garbanzos, una cebolla, los dientes de ajo y la zanahoria, las verduras peladas y enteras, así como la 1/2 hoja de laurel y un punto de sal. Dejar cocer lentamente, sin dejar que hierva demasiado, hasta que estén tiernos, mientras quitar los tallos a las espinacas y lavar las hojas.
Cocer en agua hirviendo con sal durante 2 minutos, desde que resurjan. Sacar, pasar por agua fría y trocear situar una sartén a fuego lento con el aceite y la cebolla picada; dejar hacer pausadamente hasta que este dorándose. Entonces, agregamos el bacalao troceado y tenemos un minuto, removiendo para que se mezcle con la cebolla. Poner en una cazuela los garbanzos con parte del caldo de su cocción, añadir las espinacas y el bacalao con cebolla, dejar secar a fuego medio y tener justo hasta que empiece a hervir.
Fuentes consultadas: libroderecetas.com, cocina.org