Símbolo de gloria, fama, poder y profecías, el laurel ha sido desde la antigüedad, una planta usada por siempre. Con sus ramas se coronaban a los vencedores en la antigua Roma y aún en la actualidad, a los vencedores de varias competencias se les entrega ramas de laureles en formas de coronas.
Esta planta se asociaba a Dios y al sol, por lo que se la consideraba sagrada y ya en Delfos era usada por las pitonisas para profetizar, de allí su valor místico.
Cuenta la leyenda griega que la ninfa Dafne no cedió ante las peticiones amorosas del dios Apolo y que, en su huída, fue piadosamente convertida en laurel para que éste no la apresara, y por esto Apolo (Dios del Sol) se le simboliza con la rama de laurel. Se dice que ése es el origen de la antigua costumbre de “laurear” (coronar de laurel) a los héroes y a los vencedores de las Olimpiadas.
El termino laureado (Ganador, premiado) viene de esto…