Las energías están involucrando fuerzas más allá de lo aparente, razón por la que recomiendo cocinar el día de hoy en un Caldero…
Los calderos
Los calderos ejercieron una fascinación ritual para los celtas. Se asociaron con las fiestas del más allá y con la idea de la regeneración. Una leyenda galesa recoge la existencia de un caldero mágico. Por ello no debe de ser una coincidencia que una de las placas del caldero de Gundestrup (siglo I a.C.) represente este tema.
Estos enigmáticos objetos han atraído una mayor atención que cualquier otro objeto celta, principalmente por ser unas de las pocas piezas que nos proporcionan pistas sobre sus creencias religiosas. En las placas de plata clavadas al caldero se representa una secuencia de tema mitológico, y aunque ninguna de las figuras puede identificarse con absoluta seguridad, existe un común acuerdo sobre la escena más compleja, que representa al dios Cernuno con cuernos sujetando una serpiente-carnero y un torque, símbolo de la fertilidad y la abundancia. Se desconoce el origen del caldero: por su destreza, pasa por ser obra de un artesano tracio, pero algunos estudiosos prefieren creer que fue saqueado de un santuario druida de la Galia.
Puedes cocinar desde un asopado de pollo o de mariscos hasta unos callos a la madrileña. Lo importante en el día de hoy es cocinar en Caldero.
En la Edad Media, los fogones de ladrillo y cemento hasta la cintura y las chimeneas aparecieron por primera vez, de manera que los cocineros ya no tenían que arrodillarse o sentarse para atender a los alimentos en el fuego. El fuego fue construido en la parte superior de la construcción; la cocina acabó principalmente en calderas que colgaban sobre el fuego. El calor se regulaba mediante la colocación de la caldera más alta o más baja sobre el fuego.
En Cocinando con los Dioses hoy vamos a prestar atención al Fuego mientras se cocina el alimento.
Una deliciosa opción…
Asopado de Mariscos
(Para 4 porciones)
Ingredientes
Para el sofrito:
3 cdas. de aceite de oliva
1 cebolla
2 dientes de ajo
1 pimiento verde
3 ajíes dulces
3 ramitas de cilantro
1/2 cdita. de orégano seco
Para el arroz:
1 taza de arroz
1 tomate
2 cdas. de aceite de oliva
1 1/2 cdita. de alcaparras
1/2 taza de pasta de tomate
6 aceitunas rellenas
1/2 taza de pimentones rojos
1/2 cdita. de sal
4 tazas de agua
3 cditas. de guisantes (petit-pois)
1/2 Kg. del ingrediente principal que
desee: camarones, langosta, pollo,
butifarras, garbanzos
Preparación
Remoja el arroz en agua por una hora. En un caldero pon los ingredientes del sofrito. Calienta el aceite y a temperatura media, agrega los demás ingredientes del sofrito picaditos. Sofríelos hasta ablandarlos. Agrega el aceite de oliva y mezcla. Añade el tomate, las alcaparras, la pasta de tomate, las aceitunas y los pimentones rojos y vuelve a mezclar. Agrega el ingrediente principal. Añade la sal mezcla y deja hervir. Tápalo y cuécelo a fuego lento por 15 minutos.
Añade el agua caliente y la mezcla. Sube el fuego y déjalo hervir. Agrega el arroz escurrido y tápalo. Déjalo cocer a temperatura moderada por 10 minutos. El arroz debe estar bien cocido, pero debe tener una consistencia de sopa. Sírvelo caliente con tiras de pimiento morrón por encima.
Esta hierba es considerada un tónico estomacal, vermífugo y antiséptico. Puede afectar su sistema neurológico si se toma con frecuencia, pero se ha demostrado que es muy efectiva para remediar la indigestión y el dolor gástrico. El aceite de ajenjo puro es muy venenoso.
Su uso como planta medicinal, se halla libre de los desastrosos efectos de los licores que se producen con él; entre otras cosas, porque su fuerte sabor amargo lo hace poco apto para un consumo abundante. Contiene principios amargos (absintina), a las que debe sus propiedades digestivas; aceite esencial rico en tuyona, de acción vermífuga y emenagoga, pero tóxica en dosis altas; sales minerales (nitrato potásico) y taninos. Aplicado correctamente, el ajenjo nos ofrece unas interesantes propiedades medicinales, como:
Tónico gástrico: como todas las plantas amargas desarrolla un efecto tónico sobre el estómago, aumentando el apetito y estimulando la secreción de jugos gástricos. Conviene pues a los inapetentes y a los dispépticos (que padecen de digestiones pesadas). No así a los ulcerosos y a los de temperamento sanguíneo, pues el aumento de secreción de jugos gástricos les resulta perjudicial. Como bien indica Font Quer, «el ajenjo no debe tomarse sin necesidad».
Colerético: por el hecho de aumentar la secreción biliar, ejerce sobre el hígado una acción favorable, descongestiva y de estímulo de sus funciones. Resulta apropiado en los casos de insuficiencia hepática, y en la fase de convalecencia de las hepatitis víricas.
Vermífugo potente: los adultos lo llegan a tomar, aunque resignados; pero los niños lo rechazan abiertamente. Para ellos es mejor utilizar otros vermífugos.
Emenagogo potente: actúa sobre el útero (matriz) provocando la menstruación; pero además, normaliza los ciclos. Se recomienda, pues, para las jóvenes pálidas y debilitadas, que usualmente padecen de reglas irregulares y dolorosas. Avicena, el renombrado médico hispanoárabe del siglo XI, lo prescribía «para calmar a las mujeres agrias y biliosas».