Hoy es un día de mucha carga energética, el Sol se encuentra en trígono con Plutón el dios de la transformación y el inframundo brindándote una oportunidad cuántica para soportar el impulso de una nueva etapa de tu vida.
Por otra parte la Luna (emocionalidad) está tejiendo una alianza con Neptuno que representa el espejismo y Kirón que es la sanación, por eso hoy les invito conectar con la energía activa en el Universo a través de una planta que aparte de sanar nuestro organismo nos hará rescatar la información que por estar sumergidos en la inercia no logramos identificar con claridad.
El Peyote, una especie perteneciente a la familia Cactaceae. Posee una larga tradición de uso tanto medicinal como ritual entre los indígenas americanos y está extendido mundialmente como enteógeno y complemento de diversas prácticas entre las que se encuentran la meditación y la psicoterapia psicodélica.
Tras una primera fase de euforia sobreviene un período de serenidad mental y relajación muscular, donde la atención se desvía de estímulos perceptivos para orientarse hacia la introspección y la meditación.
Mediante prácticas rituales con plantas enteógenas las antiguas civilizaciones indígenas pretendían “inducir experiencias de iniciación a ciertos misterios y para curar enfermedades del cuerpo y del alma”.
En la medicina tradicional indígena de algunos pueblos se ha usado como remedio para la diabetes, la neumonía y el cáncer; como analgésico, contra los dolores de muelas, reumatismo o artritis, asma, malestares intestinales, influenza; para facilitar el parto y aumentar el deseo sexual, también para efectos ocasionados por la mordedura de serpiente, picaduras de escorpión y algún otro tipo de envenenamiento.
En psicoterapia se ha utilizado bajo prescripción médica para el tratamiento de la neurastenia. Se ha utilizado también en cardiología. Se ha visto que ejerce un gran poder antibacteriano, siendo capaz de eliminar cepas que se manifestaron resistentes a las penicilinas.
El peyote contiene numerosos alcaloides, entre ellos peyotina, anhalina, anhaloidina, anhalinina, anhalonina, lofoforina, etc., pero el más importante es la mezcalina, que es un poderoso enteógeno.
Entre los efectos que produce su ingestión están las visiones, distorsión de las coordenadas espacio-temporales y alteraciones del esquema corporal. Sus efectos varían en función del ánimo del consumidor, sus expectativas y el medio que le rodea, por lo que tradicionalmente se ha destacado la importancia de que el uso de esta droga fuera unido a preparativos muy concienzudos; los efectos podrían resultar impredecibles. Los preparativos y manejo de la toma de esta planta deberían estar a cargo de marakames –chamanes o maestros peyoteros, generalmente de la etnia huichol–, quienes han heredado un conocimiento milenario de su manejo.
En estado natural los botones del peyote se mastican solos o en compañía de algún líquido, su sabor es bastante amargo. Cuando el cacto se deshidrata retiene la mezcalina indefinidamente. Puede reducirse a polvo para prepararse en té o añadirse a un jugo de fruta. La mezcalina pura se administra por vía oral o intravenosa.
No hay indicios de que el consumo de peyote genere adicción física o psicológica.
Fuentes consultadas: visionchamanica.com, wikipedia.org
Foto: wikipedia.org