La religión sin la ciencia estaría ciega, y la ciencia sin la religión estaría coja también1.
Cada día hay en el Universo una estela dejada por la acción de otros seres humanos que al igual que nosotros buscaban la excelencia. Hoy esa estela o “semilla del día” fue sembrada por…
José Gregorio Hernández el Siervo de Dios.
La historia lo define como: “Médico, científico y filántropo”. Así fue la vida de uno de los más apreciados benefactores de la comunidad científica venezolana.
Actualmente está en proceso de beatificación y canonización, logrando en el año 1986 que el Papa Juan Pablo II lo declarara «Venerable».
Gracias a una beca, designada por el Gobierno de entonces, viaja a Europa para estudiar en París, algunas materias de las que aquí no se tenía gran conocimiento. Fue así como José Gregorio Hernández se preparó con profundidad en las áreas de: Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología y Fisiología Experimental. Aprovecha el viaje y trae a Caracas equipos para los laboratorios del Hospital Vargas.
A su regreso a Venezuela, en 1891, todos sus conocimientos adquiridos los vertió con alma de apóstol en sus alumnos de la Universidad Central de Venezuela. Dicta las cátedras de Histología Normal y Patología, Fisiología Experimental y Bacteriología. Su cátedra más importante fue la de Bacteriología. Además, fue nombrado director del Laboratorio Nacional, haciendo de éste «una copia exacta del de la Escuela de Medicina de la Universidad de París».
No sólo fue el fundador de la Cátedra de Bacteriología, puesto que también fue la primera persona en Venezuela en publicar un trabajo de dicha disciplina, denominado “Elementos de Bacteriología” en 1906. La cátedra de bacteriología fue la primera que se fundó en América. Es con él cuando comienza la verdadera docencia científica y pedagógica, a base de lecciones explicativas, con observación de los fenómenos vitales, la experimentación sistematizada, prácticas de vivisección y pruebas de laboratorio. Introdujo el microscopio y enseñó su uso y manejo; coloreó y cultivó microbios; hizo conocer la teoría celular de Virchow. Fue además, un gran fisiólogo y un biólogo eminente, pues conocía a fondo la física, la química y las matemáticas, ciencias básicas y trípode fundamental sobre la que reposa toda la dinámica animal. Las aplicaciones prácticas de esas experiencias, las supo poner al servicio de la finalidad suprema de la medicina, que no es otro que curar enfermos y proteger la vida.
Se dedicó a la docencia, el ejercicio profesional y a la práctica religiosa. Por esta razón, fue profesor desde 1891 hasta 1916.
Era conocido como un profesor culto (hablaba francés, alemán, inglés, italiano, portugués, dominaba el latín, era músico, filósofo y poseía profundos conocimientos de teología), exigente y se caracterizaba por la puntualidad en el cumplimiento de sus deberes profesorales. Formó una escuela de investigadores quienes despeñaron un rol importantísimo en la medicina venezolana. Discípulos de Hernández fueron el Dr. Jesús Rafael Risques, quien fue su sucesor en la Cátedra de Bacteriología y Parasitología, Rafael Rangel (1877-1909) considerado como el fundador de la parasitología nacional.
Entre las publicaciones científicas se encuentran «Elementos de Bacteriología» (1906), «Sobre la Angina de Pecho de Naturaleza Palúdica» y en 1912 publica «Elementos de Filosofía». En dos oportunidades quiso hacerse sacerdote, pero su condición física resultó su mayor impedimento.
El Educador ejemplar muere arrollado por un automóvil, el 29 de junio 1919, en La Pastora, una calle caraqueña. Los venezolanos lo veneran por sus virtudes como médico y por su vocación religiosa. Por esta razón, desde hace varios años la Iglesia venezolana, inició el proceso de beatificación y canonización de José Gregorio Hernández, teniendo a la vista las virtudes que adornan a este sabio compatriota, que ya es Venerable por resolución del Vaticano.
El Dr. Juan José Piugbó, escribió muy sabiamente: “Su faceta religiosa con todo lo encomiable que sea considerada en el plano místico, no debe opacar el inmenso aporte que realizó a la ciencia médica venezolana».
“Energía viva que puedes plantar en tu vida”
Imagen: http://www.venelogia.com
- Albert Einstein ↩