Júpiter (El goce, la exageración, la celebración), exacerbando en el colectivo los placeres.
El día de hoy al vibrar con las energías del colectivo y conectando con tu parte básica, te darás cuenta del contraste entre lo sagrado y lo profano, dándote por siempre una nueva perspectiva: Es imposible salir de un sitio al cual nunca has entrado…
La próxima celebración del Carnaval, fuese cual fuese el origen remoto de la palabra y de la fiesta, se convirtió en la fiesta de despedida de la carne. De ahí que se procurase gozar de ella todo lo posible en esos días; no sólo porque iban a seguir 40 días en los que la religión les iba a prohibir catar la carne, sino también para desquitarse de los largos ayunos de carne que la pobreza les imponía durante todo el año.
Los términos carnestolendas (carnes que han de ser quitadas) y carnestoltas (carnes que han sido quitadas) nos hablan bien a las claras de cómo ha sido entendido el Carnaval por nuestra cultura.
Hoy aún está activa en la masa crítica la energía del Jueves Lardero, para entender un poco su origen cito un texto de Mariano Arnal:
“Lardero es un adjetivo procedente del antiguo lardo, que es el tocino o gordo (que así se llama también el sebo o manteca del animal), es decir, la grasa.
Caracterizaba al Jueves Lardero, el abundante consumo de esta carne o de sus productos secundarios. Fue típica de este día, por ejemplo, la tortilla de chicharrones, que la comían en el campo, sobre todo los niños que iban a la escuela, para los que éste era un día de gran fiesta, en el que además empezaban a lucir sus disfraces. Pero éste no es más que el último reducto de una fiesta que tuvo mejores tiempos. En sus momentos de esplendor, se veían por las calles y en especial por los mercados, e iban de casa en casa, las primeras comparsas del Carnaval, pidiendo carne o lo que buenamente pudieran dar, para celebrar esta comida.”
Se acostumbra en muchas culturas a celebrar el Jueves Lardero, que evoca a una realidad latente en la actualidad, pues ya las sociedades no se preguntan ¿qué comeré? con el objetivo de saciar el hambre, sino qué tiene qué hacer para darle al paladar y al estómago todos los gustos, que sea vistoso y que por supuesto no engorde, por ello, cuesta entender lo afanosos que anduvieron nuestros antepasados tras la comida, y la importancia que tuvo ésta para ellos.
Este es un día de complacencia, siempre y cuando no pierdas tu perspectiva de observador. Así que te invito a dar una limosna y si es posible regala comida.
Jueves Lardero… Longaniza al puchero.
Ingredientes:
1 vuelta de longaniza fresca.
1 cebolla
1 chorrito de vino blanco.
1 manojo de espárragos trigueros.
6 huevos
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
En una sartén ponemos a calentar un buen chorro de aceite de oliva, echaremos los 6 trozos de la vuelta de la longaniza, previamente cortados de la cuerdecita.
No los dejamos freír por completo, que se dore por fuera un poco mientras les hacemos unos pinchacitos para que vayan soltando el jugo. Retiramos y reservamos.
En ese mismo aceite ponemos a dorar la cebolla que habremos cortado en juliana, cuando casi esté añadir el chorrito de vino. En un cazo con agua, metemos los espárragos y los dejamos hervir un poquito, sin que se terminen de cocer.
Añadiremos a la sartén con la cebolla, las longanizas, los espárragos y un poco del agua de cocerlos (unos 4 ó 5 cazos) Removemos con cuidado que no se rompan las puntas de los espárragos.
Cuando empiece a cocer, echaremos los huevos enteros para escalfarlos en el guiso. Dejar que se hagan los huevos y Buen Provecho.
Receta: mis-recetas.org
Foto: ocaculinaria.com