«Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes» [1].
Cada día hay en el Universo una estela dejada por la acción de otros seres humanos que al igual que nosotros buscaban la excelencia. Hoy esa estela o “semilla del día” fue sembrada por…
Robert Hooke, científico inglés. Fue uno de los científicos experimentales más importantes de la historia de la ciencia, polemista incansable con un genio creativo de primer orden. Participó en la creación de la primera sociedad científica de la historia, la Royal Society de Londres. Sus polémicas con Newton acerca de la paternidad de la ley de la gravitación universal han pasado a formar parte de la historia de la ciencia: parece ser que Hooke era muy prolífico en ideas originales que luego rara vez desarrollaba.
En 1664, con un telescopio de Gregory que construyó él, Robert Hooke descubrió la quinta estrella del Trapecio, en la constelación de Orión. A su vez, fue el primero en decir que Júpiter gira alrededor de su eje. Un año más tarde fue nombrado profesor de geometría en el Gresham Collage, donde realizó otras observaciones astronómicas.
En 1665 publicó su obra «Micrographia». Se trató de un relato de 50 observaciones microscópicas y telescópicas de minerales, vegetales y animales, con detallados dibujos. Fue una obra exitosa, que influyó en los interesados en la ciencia. Este libro, que escribió en inglés y dedicó a Carlos II, contiene por primera vez la palabra célula.
Por sus estudios sobre fósiles microscópicos, se convirtió en uno de los primeros impulsores de la teoría de la evolución de las especies. Además, en 1666 sugirió que la fuerza de gravedad se podía determinar mediante el movimiento de un péndulo, e intentó demostrar la trayectoria elíptica que la Tierra describe alrededor del Sol. En 1672 descubrió el fenómeno de la difracción luminosa; y para explicar este fenómeno atribuyó a la luz un comportamiento ondulatorio.
También se dedicó a la arquitectura, ayudando en la reconstrucción de Londres, luego del gran incendio que casi destruyó la ciudad en 1666. Se encargó de diseñar el Observatorio de Greenwich, el edificio de Real Colegio de Médicos y el Hospital Real de Bethlem. Sus intereses abarcaron campos tan dispares como la biología, la medicina, la cronometría, la física planetaria, la mecánica de sólidos deformables, la microscopía, la náutica y la arquitectura.
Gracias a sus observaciones realizadas con telescopios de su creación, Hooke descubrió la primera estrella binaria e hizo la primera descripción conocida del planeta Urano. Sus observaciones de cometas le llevaron a formular sus ideas sobre la gravitación.
Los inventos mecánicos y el instrumental científico de medida fue, quizás, el campo más prolífico de su creación científica. Junto con Boyle diseñó una bomba de vacío. Como inventor destaca por la invención de la junta o articulación universal, el primer barómetro, higrómetro y anemómetro. Fue también el responsable del establecimiento del punto de congelación del agua como referencia fija en el termómetro.
Hooke fue, sin duda, un erudito y un inventor, pues entre sus múltiples creaciones figuran la junta o articulación universal, usada en muchos vehículos de motor; el diafragma iris, que regula la apertura de las cámaras fotográficas, y el volante con resorte espiral de los relojes. Además, formuló la ley de la elasticidad, o ley de Hooke, ecuación con la que hasta nuestros días se calcula la elasticidad de los muelles, y que se extiende al estudio de la elasticidad de los sólidos deformables
No existen retratos autenticados de Robert Hooke, algo atribuido muchas veces al odio entre Hooke e Isaac Newton. En tiempos de Hooke, la Royal Society se reunía en el Gresham College, pero a los pocos meses de la muerte de Hooke, Newton se convirtió en presidente de la Sociedad y se trazaron planes para un nuevo punto de encuentro. Cuando se hizo el cambio de ubicación unos pocos años más tarde, en 1710, el retrato de Hooke de la Royal Society desapareció, y aún no se ha encontrado.
Energía viva, que puedes plantar en tu vida.
[1] Extraído de una carta que Newton envió a Robert Hooke el 5 de febrero de 1675 donde el primero escribió estas famosas palabras.